Cuartel del
Conde-Duque, Puente de Toledo, Palacio de Santoña, La Mariblanca, la Iglesia de
Monserrat… Todas estas edificaciones son obra de una misma persona, Pedro de
Ribera. El arquitecto madrileño realizó durante los siglos XVII y XVIII
numerosas construcciones a lo largo de la capital. Hagamos un breve recorrido
por la ciudad del oso y del madroño, para conocer mejor el Madrid del Pedro de
Ribera.
Este
gran arquitecto nació el 4 de agosto de 1681 y vivió hasta el año 1742. Ribera
nace en uno de los lugares más castizos de la capital, en el Barrio de
Lavapiés, más concretamente, en la calle del oso.
Su
vida
Placa recordando el lugar donde vivió Pedro de Ribera |
Poco a poco se le fue
solicitando la construcción de las obras que la corte realizaba, a pesar de no
ser del agrado del rey, que prefería a los arquitectos extranjeros que trabajan
en Madrid en aquel tiempo.
Ribera falleció el 19 de Octubre de
1742. Fue enterrado en el barrio donde pasó toda su vida, siendo enterrado en
la iglesia de San Cayetano (que él mismo había diseñado).
Su
obra
Una vez presentado al
personaje protagonista de nuestro reportaje, vamos a conocer mejor las obras
que le encumbraron como uno de las personas más importantes en el panorama
arquitectónico de la capital, realizando una camino por la historia de nuestra
ciudad.
Comenzamos cruzando
este viaje al pasado a través del puente de Toledo. Con un estilo barroco, fue
construido por petición del rey Felipe IV entre los años 1718 y 1732. De esta
manera, se podían unir las dos orillas del manzanares para que los viandantes
pudieran ir de un lado a otro.
Puente de Toledo |
La
misma suerte corrió el otro puente construido con el mismo objetivo de unir
estas dos partes de la ciudad. En esta ocasión, se termina de edificar en el
año 1680, pero de nuevo las aguas del rio (que hoy día son poco abundantes)
volvieron a destruir lo realizado.
Será
necesario un cambio de rey para que sea Pedro de Ribera quién por fin construya el puente definitivo que
ningún agua ha podido destruir. Felipe V asignará al arquitecto la
responsabilidad de este nuevo proyecto.
Hornacina San Isidro Labrado |
En la zona central
podemos encontrar dos hornacinas (hueco en forma de arco, que se suele dejar en
el grueso de la pared maestra de las fábricas, para colocar en él una estatua o
un jarrón). En este caso, los dos protagonistas de las Hornacinas son San
Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza.
Seguimos
recorriendo la capital observando las obras realizadas por este arquitecto, y
no debemos de parar ante la Iglesia de Monserrat, situada en la calle San
Bernardo número 79.
Hornacina Santa María de la Cabeza |
Felipe IV falleció un
año antes de que las obras comenzaran a realizarse, por lo que se inició su
construcción bajo la supervisión del Carlos II. Otra vez se produciría casi las
mismas circunstancias que en la anterior construcción de nuestro protagonista.
Antes
de que fuera encargado a Pedro de Ribera, la edificación fue encargada a
numerosos arquitectos, que por diferentes razones no pudieron finalizar la
construcción. Será en 1716 cuando Ribera sea haga el responsable de terminar la
iglesia. El madrileño respetó la fachada inicial, aunque realizó una
modificación en las puerta y en los ventanales, por lo que se puede apreciar
una diferencia de estilos al observar la iglesia.
Iglesia de Monserrat |
Entrada Cuartel Conde Duque |
En esta ocasión, fue
una guerra la que motivó su construcción. Para concretar más: en el año 1700,
España estaba envuelta en la Guerra de Sucesión contra el archiduque Carlos de
Austria. Tras el conflicto, se decide construir a los largo de la capital
numerosos cuarteles, entre ellos el de Conde Duque.
Se
le solicitó al Marqués de Vadillo, por parte de Felipe V, que eligiera al
encargado de levantar este edificio. El Marqués seleccionó a Ribera, al que ya
había encargado numerosos trabajos con anterioridad. El cuartel debía tener la
capacidad de albergar a 600 guardias y al menos 400 caballos.
De nuevo, el barroco
fue el estilo que decidió el arquitecto utilizar para levantar este edificio.
Con el fin de que en su interior se pudieran realizar prácticas con los
caballos, dispuso de un gran patio central. Además, destaca el gran número de
escudos que se encuentran en su entrada, con un estilo churrigueresco,
incluyendo el escudo real del rey del momento, Felipe V.
El edificio tuvo un uso
militar hasta el año 1969, momento en el que el ayuntamiento lo adquiere en
propiedad y lo restaura debido al deterioro que sufría. Actualmente se utiliza
como centro cultural, con una gran cantidad de objetos que recogen la historia
de Madrid desde el S.XI hasta la actualidad.
Ahora
nos dirigimos a la calle Fuencarral, junto al Metro Tribunal. Este lugar, de
habitual tránsito entre los madrileños, acoge un edificio llamativo, que
probablemente muchos conozcan de sus existencia pero no su autor, Pedro de
Ribera.
La construcción en
cuestión se trata del Real Hospicio del Ave María y San Fernando, levantado en
el siglo XVIII. Antes de centrarnos en detalles sobre sus características
y estilos plasmados en el hospicio,
conozcamos su historia, que se remonta al siglo XVI. El sacerdote Simón de
Rojas crea en Madrid una congregación que ayuda a los pobres y mendigos de la
capital.
Real Hospicio del Ave María y San Fernando |
Destaca la fachada
barroca de estilo churrigueresco, considerada como una de las más importantes
del barroco madrileño y orientada a la calle Fuencarral, de grandes dimensiones
y numerosos detalles arquitectónicos.
En
1919 fue declarado Monumento Histórico Artístico. Ya en 1922 dejó de ser
utilizado como hospicio. El edificio se quedó entonces en ruinas, pero fue de
nuevo utilizado para realizar la "Exposición del Antiguo Madrid". Se
produjo entonces una remodelación del edificio, convirtiéndose en Museo
Municipal. Desde 2007, cumple las funciones de Museo de la Historia.
La Mariblanca |
Al principio, la
Mariblanca fue colocada en 1625 en la Fuente de la Fe esta estatua comprada por
un mercader. Su origen y lo que representa es desconocido hasta la fecha.
Algunos dicen que se trata de Diana. Otros, de una alegoría de la diosa Venus.
El caso es que finalmente el nombre elegido fue la Mariblanca, debido a su
color.
La fuente donde estaba
levantada la estatua fue demolida, poniendo en pie otra levantada por Pedro de
Ribera, conservando la Mariblanca. Se desplaza entonces esta obra a la Plaza de
las Descalzas Reales, junto a otra fuente más modesta. Tras pasar un tiempo en
los almacenes de la Villa, se colocó en el Retiro.
La Mariblanca |
Ha pasado mucho tiempo,
cuatro siglos para ser más precisos, desde que Pedro de Ribera levantara
numerosas edificaciones a lo largo de la capital que hoy día todavía podemos
seguir viendo y admirando.
Dicen
que no hay peor muerte que el olvido. Por ello, Ribera nos dejó antes de su
fallecimiento en 1742 numerosas pinceladas de su trabajo, para que todavía hoy
podamos seguir recordando su estilo inconfundible cada vez que vayamos andando
por Madrid.
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